
La parte variable (¿Qué es?) ha sido, como todos los estudiantes saben, la gran protagonista (para bien y para mal) del curso que acaba de finalizar. Este año vuelve a la carga con las mismas ansias de protagonismo que el curso anterior, y solo con un cambio, lo que da cierta ventaja en cuanto a lo que esperar de ella. Pero, ¿fue una buena o mala decisión?.
Como adelantó el Mecd, este curso se pretende acelerar el pago de este componente de beca. Este año, debido a que ya han hecho una estimación del gasto basada en el anterior, pueden predecir mejor el montante final y adelantar una parte con la primera parte de beca a repartir, la parte fija.
Por otro lado, el único cambio en cuanto a la parte variable hablando de los requisitos para acceder a ella se fija en los alumnos universitarios con matrícula no presencial. En este caso pasarán de optar a la parte variable mínima a una total, es decir, a lo que les corresponda según nota y renta. Los alumnos con matrículas parciales seguirán percibiendo solo la variable mínima.
Los puntos a favor de la implantación de la parte variable residen básicamente en dos:
*Reparto equitativo: este importe hace que los alumnos que mejores notas saquen y los que más lo necesiten obtengan un mayor importe de beca, algo que es lógico y justo.
*Se reparte todo el dinero: el Mecd hace un presupuesto y lo reparte entero sin "quedarse" nada sobrante. Algo que, por otro lado, nunca ha ocurrido (sobrante).
*Mayor presión a las unidades de beca: en el sentido de que todas depende de que estén todas las becas resueltas para repartir la parte variable, esto induce una mayor presión por acelerar el trámite a las administraciones.
*Demora del ingreso: a pesar de que las unidades de becas han tenido más presión para resolver las becas, el ingreso se ha retrasado más que nunca hasta mayo.
*Bajada de beca general: el gran problema, al no haber aumentado el importe destinado a becas en consecuencia con los alumnos que lo necesitan, a repercutido en que, a pesar de repartir más equitativamente las becas, casi todas bajen en su cuantía media casi un 30% pues no se puede permitir que a un alumno le den más beca en perjuicio de quitársela a otro, sino aumentando el presupuesto.
*Inseguridad ante el importe a percibir: los alumnos no conocen a ciencia cierta el importe a percibir hasta final de curso, a pesar de que el Mecd ha habilitado este año un simulador de beca variable (universitarios y no universitarios) que da un rango de amplitud del 20%.
*Consecuencia en el rendimiento del estudiante: los alumnos están muy pendientes de la resolución de su beca, y el hecho de que esta se resuelva finalmente casi a final de curso influye en ellos de forma que aumenta su inseguridad, nervios y, por ende, su pesimismo. Esto repercute directamente en su capacidad de concentración y seguridad ante el curso, algo que no debería suceder con lo que se supone es la vía económica que les permite estudiar.
La implantación de la beca ha sido una buena idea en su idealización pero en el momento de implantarla ha sido un total fracaso tanto para las administraciones como, sobre todo, para los alumnos.
De esta forma los principales inconvenientes que juegan en contra de la valoración global residen en que han bajado las becas que reciben los estudiantes (pues ahora compiten entre ellos) y que se ha retrasado el momento de ingreso, algo que inclina totalmente la balanza a considerar esta parte variable como algo mal llevado a cabo que, si se hubiera hecho bien(aumentado el presupuesto y acelerando el proceso de pago centralizando la tramitación destinando más recursos humanos, como se hace en la declaración de haciendo anual) podría haber sido un total acierto.
Este año la deberemos volver a sufrir, esperando importante novedades para el curso 2015/2016 que se prevé muy movido y del que hablaremos la próxima semana.
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